Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

sábado, 19 de mayo de 2012

La meritocracia al poder

Tal es el auge de la meritocracia conservadora hoy día que parafraseando a  Eliade podríamos decir que se han inventado recientemente las plutofanías (manifestaciones de divinas de la divinidad a base de que aquellos/as que más tienen disfrutan de más dinero y riquezas gracias a que Dios los ha premiado por su bondades). Es decir, que hemos pasado de aquello que decía: "más difícil es que un rico entre en el reino de los cielos, que un camello entre por el ojo de una aguja" a "sólo los ricos heredarán el cielo, porque están en él" ¿cabe mejor ejemplo de desplazamiento del sentido?
El capital especulativo puede dormir tranquilo, pueden seguir utilizando el capital financiero para especular y empobrecer a los demás, en lugar de dejar que ese capital vaya a inversiones y a crear riquezas. Empobrecer a todos resulta de este modo sacralizado por una suerte de moral heterónoma infantil, cuya única justificación son sus efectos: fulanito es malo porque es castigado, en lugar de fulanito es castigado porque es malo. También "disfrutamos" de este modo de un ejemplo de lo que los psicólogos denominamos "proceso de culpación a la víctima", por el que las sociedades se niegan a reconocer sus fallos y la existencia de desigualdades e injusticias en sus senos.
No es verdad que en las sociedades contemporáneas se ascienda por los méritos, por lo que la meritocracia es una pura falacia; la realidad es que muchas veces los méritos por los que se "asciende" son el oportunismo, la competencia despiadada, los privilegios heredados...
Las plusvalías que produce el trabajo de las personas van hacia bolsas de capital que se autoalimentan e impiden que éstas sirvan para crear nueva riqueza y estimular el trabajo posterior; antes al contrario, sólo se deja salir a una parte de ese capital en forma de crédito, con la consiguiente merma de beneficios para el que trabaja y a favor de los "prestamistas", a la vez que se impide la libra circulación del capital en forma de dinero, para que quien trabaje obtenga recompensa por lo que hace. Se impide que haya suficiente capital circulante, para que éste sea u bien escaso y aumente su "precio", de modo que quienes lo tiene acumulado previamente (frecuentemente de modos ilícitos) puedan especular con él y tener en sus manos a la mayor parte de la población.