Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

lunes, 16 de julio de 2012

Azulejo en la zapata del río en Triana (Sevilla)

Al margen de la polémica sucitada en la ciudad acerca de la colocación de un mural de azulejos en la zapata del río que da a Sevilla, desde Triana, con el nombre de este último barrio, decidimos participar y exponer nuestra opinión técnica como antropólogo del espacio acerca del tema.
Evidentemente se trata de una decisión política el colocarlo o no, pero existen otros argumentos que no pueden ser tomados a la ligera. Se podrá aducir que en un momento de recortes gastarse 60.000 euros en una obra así es un despilfarro, pero si se considera que hay que invertir para salir de la crisis económica, no podemos pedirle al gobierno que no haga una inversión, que no sólo va encaminada a aumentar la oferta turística de la ciudad y la atracción de divisas, sino que también puede suponer una catapulta para relanzar la decaída industria cerámica de Triana (al menos en el diseño, aunque luego las fábricas haya que sacarlas fuera del barrio), entonces la perspectiva puede cambiar e inclinarnos por otra postura. Si es verdad que hay que invertir el dinero en otra cosa que se haga, pero venir con visceralidades acerca de estos temas de interés ciudadano sólo pueden perjudicar a la ciudad y al barrio y, por supuesto, a sus ciudadanos.
A continuación se trancribe la ponencia expuesta el día 12 y en la que me hubiera gustado contrar con opiniones de todos los sentidos:

La zapata de Triana


Importancia del paisaje urbano en la habitabilidad de las ciudades.


Paisaje natural. Paisaje urbano.

El concepto de paisaje se ha atribuido inicialmente a los paisajes urbanos, que han sido los paisajes por excelencia; como derivado de éste aparece el de paisaje urbano. Se puede contraponer a “entorno”, diferenciándose ambos en que el paisaje siempre cuenta con la visión de observador, cosa que no ocurre con el entorno. Diríamos más, el paisaje tiene en cuenta no sólo al observador, sino también al que ve ese paisaje, porque los paisajes son lugares de vida.
Muy relacionado con el concepto de paisaje está el de perspectiva, que se refiere más aún a la visión del observador: es decir, a la posición desde la que contempla el paisaje. Dependiendo de la perspectiva, el paisaje adquiere más valor o menos, como fondo de un lugar o como lugar mismo de habitabilidad.
En la lengua rusa, una perspectiva es una avenida (Nevski Prospekt, de Petrogrado), porque ellos prefieren contemplar el paisaje desde una perspectiva en profundidad, resultado lógico de las grandes extensiones a las que están acostumbrados. Nosotros, por el contrario, preferimos la adopción de perspectivas horizontales, de izquierda derecha del campo visual; como es el caso de las diferentes vistas de Triana o de Sevilla, desde una orilla del río o de otra, desde el s. XVI en adelante.
Precisamente la intervención de la que tratan estas jornadas se refiere a una de esas perspectivas horizontales; mejor dicho, a enriquecer la perspectiva de Triana desde Sevilla, seguramente intentando responder a varias necesidades, entre las que pueden estar: la de que los visitantes de la ciudad, puedan encontrar con facilidad el barrio de Triana, a que los mismo trianeros refuercen su identificación con el barrio, a facilitar la legibilidad de la ciudad por todos los sevillanos.
Porque la legibilidad de la ciudad es uno de los aspectos más importantes para la identificación de los ciudadanos con la misma, favoreciendo la integración de sus distintos colectivos, el desarrollo de conductas cívicas, el impulso hacia el progreso y la defensa de los intereses colectivos, etc. En el aumento de la legibilidad de una ciudad para sus habitantes se suelen tener en cuentan diferentes tipos de elementos que podríamos resumir en: hitos, vías, encrucijadas y límites.
La zapata de Triana podríamos referirla a varios de esos elementos: por ejemplo, es un hito, porque es un lugar de fácil identificación para la ciudad, es también un límite, porque marca, junto con el río, con el recinto amurallado histórico de la ciudad, es también una vía, por asociación con la calle Betis de la que podríamos decir que es lo que se suele llamar en Sevilla un “compás” de esta calle, ya que empieza y termina en ella.
La buena legibilidad puede resultar favorecida por el elemento que se quiere añadir a la zapata, ya que el azulejo contribuirá, a buen seguro, a reforzar su carácter de hito, por lo lla-mativo de su diseño, de vía, si se consigue que sea más visitado –y respetado, sin caer en el deterioro en el que cae mucho patrimonio cerámico de la ciudad, como el del parque de María Luisa o la plaza de España- o como límite, quedando ahora más claro dónde comienza el barrio de Triana.
Claro que todas estas ventajas que se pretenden conseguir pueden quedar en nada si la ciudadanía no asume el elemento como propio, o si no se le explica lo suficiente su significado. Nos podríamos encontrar, si no fuera así, con que éste fuera visto pronto como un elemento del paisaje urbano más prescindible o, podríamos decir, “deteriorable”, como ha ocurrido recientemente con la fuente monumental de la puerta de Jerez, la cual ha sido sucesivamente adecentada, repuesta (tras las primeras obras del metro) y resaltada, tras la última remodelación de la plaza; pero a la que nunca se la ha dotado del suficiente valor como encrucijada de caminos o como hito de la ciudad. Y si no haber quien puede decir si los sucesivos gobiernos municipales se han preocupado de divulgar entre los ciudadanos su origen histórico o su significado como representación de la ciudad. Se ha dado por supuesto que debía estar ahí, pero no porqué. La consecuencia ha sido clara, a la primera ocasión en que no ha estado vigilada, ha sido transformada en objeto de diversión de bárbaros desmadrados y semidestruida.

Efecto en la sociabialidad
Otro asunto a tener en cuenta acerca del futuro azulejo es si va a contribuir a que ese lugar sea más sociópeto (que propicie la sociabilidad) o más sociófugo (que la disminuya y haga que la gente lo evite. Aunque muchas veces resulta sorprendente que determinados lugares tenga un efecto atractivo para la sociabilidad, como en el caso de las setas de la Encarnación, habitualmente se sabe que los lugares más duros, en los que es más difícil resguardarse del Sol o del agua o es más difícil reunirse con otros, son aquellos en los que predomina el hormigón y pocos elementos de identificación o de adorno; sin embargo podríamos intentar prever que la zona del malecón trianero sea un lugar que favorezca esa sociabilidad, primero con su diseño y luego favoreciendo la interiorización de su significado por parte de los ciudadanos.

Dimensiones del azulejo
En principio, habría que tener en cuenta el posible efecto de la dimensión del azulejo en quien lo contempla o lo visita. Hay una regla en el urbanismo que establece las proporciones adecuadas de los edificios en función de la anchura de las avenidas o calles: todo es cuestión de proporción como ya se ha dicho. La torre Pelli, por ejemplo, desde lejos no parece desencajar del todo en el horizonte de Sevilla, el verdadero inconveniente parece estar en su entorno, donde sus elevadas proporciones hace sentirse al que está junto a ella mucho más pequeño, provocando el efecto de distanciamiento –repulsión-. Este afecto de alejamiento se ha comparado entre distintas culturas y se ha comprobado que algunas de ellas como la nuestra admiten mucho mejor las distancias cortas (donde el otro es algo más que una simple silueta y donde se perciben mejor las expresiones del rostro, los olores etc.) que otras culturas de temperamento “más frío”.
El azulejo de la zapata de cerca parece que tiene unas dimensiones aceptables para la sociabilidad, puesto que no parecen apabullar a quien lo contemple (habría que verlo ya instalado), pero desde lejos quizás adolezca de lo contrario, que resulta pequeño para las proporciones del malecón (claro que la disposición de las pilastras, no exentas del muro, no permite un tamaño mayor que ese). En todo caso, deberá ser un factor a tener en cuenta.

Posibles inconvenientes del actual diseño
El primero de ellos ya lo hemos apuntado: las dimensiones, adecuadas quizás para el cerca, pero algo pequeñas para la perspectiva en la que está enmarcado: la cornisa del Paseo de Colón, o los mismo bajos del Paseo del Marqués del Contadero (sobre todo del primero de ellos); aunque ya hemos visto que es difícilmente soslayable este inconveniente y no parece que haya otro emplazamiento más favorable que ese.

El color del azulejo
Sobre el color de azulejo se han utilizado distintos tipos de argumentos: el histórico, referente al color sepia de los grabados antiguos, el estético en lo relativo a no utilizar un color demasiado estridente que levante oposición o el etnológico, reclamando el azul cobalto típico de la cerámica trianera, entre otros argumentos más. Nosotros queremos añadir uno más y es de nuevo el argumento de la legibilidad como hito urbano del azulejo y del malecón en el que está previsto colocarlo: para nosotros el azul cobalto haría más fácil la lectura del nombre Triana desde los dos perfiles opuestos en la orilla de Sevilla (el del Paseo del Marqués del Contadero y el del Paseo de Colón).
Sin embargo, pasamos ahora exponer un nuevo argumento para la consideración de la perspectiva que se ofrece; precisamente el del “fondo” en el que se enmarca la “forma” de la que nos estamos ocupando. Por debajo del malecón está el río, como una base imprecisa y ondulante, de color incierto, que sirve eficazmente como resalte de este elemento urbano, precisamente por su falta de definición, por encima está el acantilado de casas de la calle Betis. Estas casas están todas pintadas de colores que van desde el amarillo albero, al blanco, pasando por algunos ocres. Sin embargo, justo encima de donde está previsto el azulejo hay una casa pintada en celeste. Ese aspecto no puede ser obviado; que los expertos en arte opinen sobre el tema pero ese asunto no parece despreciable, porque marca el entorno de manera significativa. A este respecto no parece que haya una actitud definitiva en cuanto a la ordenación del color de las fachadas de las edificaciones en la calle Betis. Podría adoptarse la actitud tomada en el malecón de Cádiz, donde se optó por recuperar la variedad de colorido propia de antes del s. XVIII o bien continuar con la tendencia contemporánea del amarillo albero o el rojo caldera. En la orilla contraria no sería tan influyente esta circunstancia, puesto que la perspectiva está marcada por dos torres que apuntan hacia el cielo y desvían la mirada hacia ese perfil. Además, el acantilado de casas es de mayor altura y, además, estas suelen utilizar el ladrillo visto, en el que los colores no son tan evidentes como en el lado trianero, ya que aquí el color predominante por definición es el rojizo de los ladrillos, incluso en las edificaciones más modernas como la de la Previsión Española.

Necesidad de la Antropología del espacio
Finalmente reclamamos que se recurra con más frecuencia a las aportaciones de la Antropología del espacio a estas cuestiones urbanísticas o de paisajismo, puesto que con ello se aportarán “perspectivas” diferentes y, a veces, enriquecedoras de las que dan otras disciplinas.

Triana, 12 de julio de 2012

Ricardo Morgado Giraldo
Al fondo a la izquierda, se puede ver el cuadrilátero, junto al río,  donde se pretende colocar el mural de azulejos con el nombre Triana.

martes, 10 de julio de 2012

Ponencia en Triana

El próximo jueves, 12 de julio, pronunciaré una ponencia sobre "Importancia del paisaje urbano en la habitabilidad de las ciudades", en el Hotel Abba Triana y dentro del ciclo titulado "I Jornadas sobre patrimonio histórico.artístico en Triana", dedicado a la posible realización de un azulejo monumental en la zapata del río Gaudalquivir en Triana (Sevilla).