Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El falso dilema

Si hemos de hacer caso a los teóricos de la economía capitalista, existen en la misma dos polos opuestos: John Maynard Keynes y Milton Friedman. El primero partidario del crecimiento indiscriminado (lo que ha dado origen a la necesidad del concepto de "crecimiento sostenible") y el segundo de control del gasto y de sólo invertir sobre seguro y con el mínimo riesgo. Ambas teorías dan lugar a dos fenómenos diferentes, pues mientras la de Keyness provoca un aumento del crédito (capital circulante) y de la inflación, el segundo provoca un crecimento lento y hasta deflacción. Sin embargo, ambas posiciones del capitalismo tienen algo en común: ninguna de las dos facilita una circulación real del dinero, fuera del control de los centros financieros, utilizando la cortina de humo del crédito para hacer creer que hay dinero circulando, pero es mentira: ¡sólo hay crédito!, lo que equivale a ligar fuertemente a las consumidores y productores a compromisos de pago, que afectan a su disponibilidad de tiempo (que ahora es del capitalista) y su libertad de actuar. En unos periodos se esconde el crédito y en otros se libera, pero en todo momento el dinero no es real.
¿Pero cuál es la finalidad de este juego de esconder el dinero (el capital)?, ni más ni menos que convertirlo en un bien escaso y, por lo tanto, deseable, con lo que el que es capaz de acumularlo adquiere poder sobre los demás. Pierde así el dinero su función original de instrumento para el intercambio de bienes, servicios y mercancias: ahora es ya una entelequía por la cual pierden la vida unos y la corrompen otros. Este trasvase de capitales de un lugar a otro  recuerda al conocido juego de low trileros, en el que el perjudicado ya sabemos siempre quien es.
Pero este intercambio de capitales, nos parece que se ilustra mejor con un conocido juguete: el pajarito bebedor  En este divertido juguete el líquido de su interior va continuamente desplazándose de un lugar a otro del muñeco, haciendo que cuando cambia su centro de gravedad éste se incline o se levante. Pero no es más que una ilusión, el líquido (el capital) está siempre en el mismo recinto cerrado y los ciudadanos de uno u otro confín del emundo nos hacemos la ilusión que bebemos de él mientras nos vemos obligados a movernos en la dirección que nos marcado en cada momento.
Este continuo ir i venir de los capitales nos hace pensar que existen diversos "depósitos" y que el flujo de didnero va unos a otros, entre otras cosas porque se nos hace difícil pensar que el dinero sea un bine que se destruya facilmente, a no ser hechos aislados de algunos excéntricos que pueden montarse numeritos de quemar billetes en público. De la mayoría de dinero que permanece indemne a través de mucho tiempo hemos de pensar que, o está almacenado en un sólo estanco sin fluir o bien está sujeto a múltiples vaivenes. Estamos tentados de decir que las crisis económicas suceden cuando ocurre alguno de esos extremos: o bien hay un exceso de líquido almacenado sin fluir y sin crear riqueza o, por el contrario el flujo es tan rápido que no deja que las plusvalías obtenidas por el capital productivo no lleguen a convertirse en capital financiero para iniciar nuevas "empresas" o actividades económicas (aquellas en las que los seres humanos se intercambian los productos de su trabajo) y pasan a "sublimarse" en el humo del capital especulativo, el cual si puede caracterizarse por algo es por la velocidad de sus intercambios (volvemos a la referida imagen de los trileros, por desgracia), cuyos nefastos efectos ya conocemos.
Es de mucha importancia entender que con esos trasvases de capital, el mismo se encarece para quienes no lo poseen, según una ley que nos dice que mientras más rápidos sean los cambios, mayor es el encarecimeinto, por uqe aumenta la inseguridad en quienes lo necesitan y lo demanda con mayor ansiedad aún. Esa rapidez de lso trasvases es intencionada y con cada movimiento se incrementan las plusvalías resultado no de los beneficios reales, sino de la especulación y el miedo a quedar desposeído.
Cada vez que los capitales pasan de un refugio (paraíso fiscal o no), aumentan su valor. Si tenemos en cuenta que la velocidad del flujo se podría medir en función del número de "refugios" por unidad de tiempo, tenemos una estrategia perfecta para aumentar beneficios sin producir realmente nada.