Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Riesgo y planificación

Una de las principales peculiaridades de la economía capitalista es su doble juego entre asegurar que lo mejor es el sentido de la responsabilidad y la sensatez en los negocios y luego otorgarle tanta importancia al azar y al riesgo. Es una contradicción que no sólo se manifestó en el periodo al que se refería Ulrich Beck cuando hablaba de "la sociedad del riesgo".
Porque el gusto por le riesgo es una constante, que ha llegado hasta nuestros día, tal como ha demostrado el premio Nobel de Economía Daniel Kanheman. Parece haber un importante componente lúdico en la labor de aquel o aquellos que mueven capitales en una u otra actividad productiva; no así ocurre con los que participan del proceso productivo. Para los primeros el riesgo es un accidente, para los segundos una pesadilla.
Este fenómeno, que nos recuerda al mito de las dos caras de Jano, nos revela el carácter contradictorio de la economía, cuya peculiaridad genera tensiones, las cuales son origen de muchas de las crisis económicas, si no de todas. Este carácter contradictorio, posiblemente, deberá ser bien entendido, si se pretenden paliar los males que, en muchas ocasiones, la economía produce.
La planificación de la economía o las inversiones de riesgo deben guardar un equilibrio que impida el estancamiento y a la vez proporcione mecanismos de control ante la insensatez.
Quizás lo peor de todo lo que hemos dicho es que, en realidad, los únicos que pueden asumir riesgos son los que más recursos tienen; y, sin embargo, las consecuencias negativas de los riesgos (casi nunca las positivas) las tienen que asumir los que menos tienen. También podríamos deducir como consecuencia que quienes más tienen interés en una economía planificada, en teoría exenta en mayor medida de riesgos, son los que menos tienen y los más favorables a la economía de riesgo son los más pudientes, ya que, podríamos decir, son los que juegan con cartas marcadas, pues juegan con el riesgo de otros, con el riesgo de los que menos tienen.
Es frecuente ver, cómo en épocas de crisis, mientras al ciudadano común se le piden austeridad y sacrificios, el privilegiado se permite los mayores lujos, y a mejores precios que ante, y todo los dirigentes de los países hablan de que "tenemos" que hacer sacrificios, en primera persona. Mayor ejercicio de cinismo parece casi imposible de superar. El ciudadano común no ha de correr riesgos y ser medroso, que para asustarlo ya están los poderosos, parecen decirle desde las altas esferas.
El ya mencionado Kahneman se distinguió por estudiar la conducta emocional del que juega en la bolsa, pero habría que decir que esa es, más que conducta emocional, una conducta irracional, que prescinde de cualquier conocimiento objetivo, ya sea intelectual o emocional.