Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Los palos del flamenco

Los "palos" del flamenco seguramente deberían merecer más atención desde la Antropología de la que ha recibido, por parte de ésta, hasta ahora. En estas líneas intentaremos paliar un poco esa situación.
Los palos son los distintos estilos que podemos encontrar en el flamenco y se diferencian unos de otros por su compás (aunque se diga que algunos no son cantes de compás), por su métrica, por su coloratura musical, por sus melismas, por su manera de "terciar", por su jondura o liviandad, por su temática (bamberas, bulerías...), por la actividad profesional con la que están relacionados (martinetes...)... Aunque también podemos reconocer, entre ellos, híbridos como las bulerías por soleá, los fandangos "apolaos"... Quizás otra característica diferenciadora de los palos sean los "quejíos", pues éstos aparecen en los palos agrupados en torno al cante jondo (como seguiriyas, soleas, etc.), pero no en el cante liviano (alegrías, bulerías...) aunque todos ellos sean "Cante (y no canto) grande", que se puede diferenciar de "la copla" o la "canción andaluza", aflamencadas las dos, porque utilizan muchos de sus melismas, pero sin la estructura coherente, ni la calidad musical que el cante tiene.
Por éstos y otros motivos, quizás la característica más diferenciadora del flamenco, con respecto a otras músicas, sean los palos. Por lo tanto creo aconsejable una mayor profundización en el estudio de los mismos, e iniciamos en este blog una andadura en esta dirección.
Comencemos por señalar que, según la estructura en palos, el flamenco evoluciona a través de ellos, no a través de estilos propiamente dichos. El flamenco se centra en los avances técnicos de cada palo, no en la perfección técnica de cada cantante-cantaor. No tiene letras sino coplas. No tiene canciones sino cantes. No se canta una canción, sino que se levanta un cante.
Pero centrándonos en los palos o tipos de "cante", podemos decir que ellos hacen que el flamenco invite a perfeccionar una obra colectiva, no a lucirse en una obra individual. Así el narcisismo de los cantaores no estará tanto basado en su forma de interpretar como en su aportación original al palo que aborda. Además, en lugar de esperarse de ellos, unicamente, que perfeccione más su ejecución musical, también se valoran los riesgos que corre (de ahí la expresión "levantar un cante", aparte de una metáfora del esfuerzo que supone hacerlo), en virtud de conseguir un "pellizco" en la sensibilidad de quien lo oye.
Otro aspecto a destacar del flamenco es la importancia que adquiere en el mismo el "saber"; tanto el aficionado, como el cantaor, el tocaor o el bailaor. Mientras que en otras músicas prima la habilidad en la ejecución, aquí también es importante el "saber". En este sentido es una "música clásica", acumulativa de conocimientos, y también "elitista" pues está reservada su buena apreciación a una minoría. Además muchos de los intentos de hacerla de masas han concluido con su desvirtuación.
Nuevamente serán los palos, según este criterio de lo clásico, el hecho diferencial, pues el conocimiento y reconocimiento de los serán un privilegio de los aficionados conocedores y su mejora y evolución serán privilegio de sus mejores cantaores/as, tocaores/as y bailaores/as.
Un aspecto a tener en cuenta también en el flamenco, es el de la autoría o no de los cantes  de los palos. Por un lado están los palos con autor conocido, como el fandango de Juan Breva o los caracoles de Antonio Chacón. Pero también existen los fandangos de Lucena o las alegrías o las cantiñas de Cádiz, denominaciones estas últimas que apuntan hacia el anonimato. En el segundo de los casos podemos decir que el flamenco es música popular, puesto que es de autor anónimo, pero en el primero podemos decir que es una música "clásica", puesto que es de autor y bien de autor. Así pues, según lo dicho antes, el flamenco es a la vez una música clásica y popular: ¡un elemento más de originalidad!.
Por otro lado, la expresión de "purista" referida a  aquel que se niega a hacer, o admitir, innovaciones en el flamenco, resulta desde el punto de vista de los palos, vacía de contenido, pues cualquier innovación debe incluirse dentro de la estructura de los palos, ya sea añadiendo nuevos o variando los existentes; todo lo demás nos parecen canciones más o menos aflamencadas o más o menos acertadas.

¿De dónde viene la expresión "palos"?

En principio dicha expresión palos nos recuerda a otra acepción de la palabra: la de los palos de la baraja de cartas, o cada una de las agrupaciones de cartas en que se divide una gran familia de juegos, en la que son importantes tanto el azar como la habilidad con lo que la suerte le ha reparado.
A fin de cuentas: ¿no es el fatuum un elemento importante en el mundo flamenco?. Parece como si se tratara de un reparto de cartas con las que toca jugar. De ese modo, cada uno de los protagonistas puede jugar su "partida", por "alegrías", por "soleares", según el estado de ánimo que tenga en cada momento. Sin embargo, no se puede decir que todo ello sea una manifestación de fatalismo, sino de adaptación a las circunstancias cambiantes de la vida.

¿Por qué procedimientos se añaden nuevos palos al flamenco?

Podemos suponer que el procedimiento más sencillo puede estar en la búsqueda de variantes de un único cante. Variaciones en la copla, el compás o en la forma de "terciar". Pero también podría decirse que cantes singulares, sin adscripción inicial a ningún palo, como los Caracoles de Antonio Chacón o José de Sanlúcar, o las peteneras, han podido dar lugar a un estilo o palo, o al menos a una variante de él, como la "malagueña del canario" https://depaloenpalo.wordpress.com/tag/letras-por-malaguena-del-canario/.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Símil y metáfora

Cuando se habla de creatividad, con frecuencia ello se hace en términos tan abstractos, que el receptor del mensaje no puede menos que pensar que los que hablan tanto de creatividad, carecen bastante de la misma. Así pues, vamos a intentar poner algo de creatividad a la creatividad, empezando por hacer una comparación entre dos figuras retóricas, pero a la vez procesos de pensamiento denominados símil y metáfora.
Más por intuición que por otra cosa, adivinamos en la metáfora, que no es sólo una figura retórica, sino también una de las formas del pensamiento, una complejidad y riqueza que no se da en el símil.
No se trata de que pensemos que la metáfora represente la categoría de "crear" ex novo, tal como se describe en la mayoría de mitologías conocidas, sino que percibimos en ella una cierta cualidad de hacer aparecer algo que no estaba antes, aunque sea por "refundición" de lo que antes había. Es decir, que los materiales son los mismos, pero el producto es nuevo (o al menos así lo parece) y original. Por el contrario, el símil se limita a emparejar dos ideas y hallar las diferencias y similitudes entre ellas; no podemos decir que aparezca algo nuevo.
La metáfora hace brotar nuevas ideas, el símil avanza en el conocimiento de las ya conocidas, pero no se atreve a recombinarlas y exponerse al fracaso. Según esto, parece que la creatividad enlace imperceptiblemente con el valor y la autoconfianza. El símil nos parece que nos invita a la repetición, que sin ser desaconsejable, no por eso es menos necesario el otro mecanismo mental que implica la metáfora y la creatividad.
Además de lo expuesto, podemos pensar que existe otro tipo de creatividad "por descubrimiento", en el que ya no se trata de de recombinar elementos previos, sino de ver de una forma diferente la combinación preexistente. Pero este último análisis habrá que hacerlo en otro momento.
De cualquiera de las maneras, nos planteamos que el estudio y fomento de la creatividad está falto de algunos intentos en esta línea, y que se desentrañen los procesos que hay bajo ellos y nos ayuden a entenderlos.

viernes, 17 de marzo de 2017

Sevilla, parque de atracciones

En vez de mantener el actual papel de la ciudad como "Parque de atracciones", en el que todo consiste en una serie de programas o atracciones, en los que todo es previsible,y donde cada sevillano tiene un papel de extra de cine, como aquellos tristes personajes de "Bienvenido Mister Marshall". Deberíamos apostar por una ciudad que fuera atractiva para el visitante, sustituyendo de paso al turista (o aquel que se da un tour o vuelta, sin importarle realmente por dónde) por el visitante que tiene un objetivo definido: conocer cosas y gentes nuevas, haya oído hablar de ella antes o no, siempre dispuesto a sorprenderse. Una ciudad que tuviera vida productiva propia, a la que no se la hubiera privado de su industria textil, tabaquera, naviera..., o no se la hubiera enajenado de sus recursos bancarios, de la industria cervecera, eléctrica, energía solar, etc. O no se la prive de un puerto adaptado al tráfico moderno, frenado con la escusa de un supuesto ecologismo, que ignora la historia e ignora que no hace mucho la ría del Guadalquivir era un entrante de mar, y que ha dejado de serlo precisamente por la acción antrópica y dañina que para su cauce son las captaciones ilegales de agua, los muchos canales y las presas, que disminuyen su caudal y favorecen la decantación de las arenas y la acumulación de sedimentos, que son los obstruyen, de manera artificial, su cauce.
Una Sevilla, a la que el gobierno central se apresuró, en su momento, a conectar rapidamente con la capital del reino, mediante el AVE; pero a la que se le niega, 25 años después su conexión equivalente con las ciudades hermanas de Andalucía. O se le niega, racanamente, un metropolitano completo, necesario por ser una ciudad cuyas conexiones en superficie son tan difíciles.
Y toda esta situación parece alimentada por unos poderes públicos, que no hacen sino alimentarse de aquella parte de la mentalidad folk, para la que lo que tiene el vecino es porque nos lo han quitado a nosotros, mentalidad que adquiere la forma de la envida y está basada en la creencia de que la riqueza no se puede crear sino repartir, pues está limitada y no es para ellos, producto del trabajo humano. Esta dialéctica entre keynesianismo y mentalidad folk, puede que esté en la base de la realidad económica y social de la Sevilla contemporánea, y resolver esa dialéctica mediante la creatividad, tan propia de las gentes del Sur.