Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Marginación y segregación

     Las ideas acerca de qué son la marginación y la segregación suelen ser conceptos asociados en nuestras mentes, y ello ocurre a pesar de que con un poco de esfuerzo podemos diferenciarlos entre sí, puede ser porque ambas cosas se toman a la ligera, aún teniendo tanta trascendencia en la sociedad. Nosotros, por nuestra parte, intentaremos hacerlo aquí.
     Para empezar a ver esta diferencia, ofrecemos un botón como muestra: en la sociedad estamental, o del Antiguo Régimen, las ciudades recogían la marginación dentro de sus murallas, y en ellas había lujosos palacios y viviendas donde pululaba la inmundicia: eran sociedades fuertemente estratificadas. Pero el palacio admitía en su entorno la infravivienda y podíamos ver cómo ambas compartían una misma calle o un mismo barrio. Sin embargo, en las sociedades contemporáneas las ciudades están claramente divididas en compartimentos y sus calles y barrios están divididos a su vez en compartimentos: hay una separación (segregación) geográfica entre tipos de viviendas y de hábitats urbanos, la cual refleja las diferencias de posición simbólica (estatus) y material entre las clases sociales.
     Alguien podría pensar que la segregación tiene mucho que ver con la sociedad de castas; pero ni siquiera en ésta se da este tipo de separación física. Todo parece tener más que ver con el concepto esquizoide que la burguesía tiene del mundo, según el cual se distingue nitidamente entre lo propios o los propios y los extraños. En consonancia con esto, las llamadas tribus urbanas tienen, desde este punto de vista y como parte de la sociedad postcapitalista, un aspecto más segregador a veces que las clases sociales o las diferencias de etnia.
     También debemos considerar que la idea de marginación hace referencia a estar al margen de la sociedad, en la periferia, lejos del centro real o el simbólico, pero no a estar fuera de ella; mientras que segregar se refiere a separar y considerar no perteneciente a un individuo, en este caso de la sociedad. Para considerar a un individuo o un grupo como no perteneciente a otro, actúan los criterios de pertenencia o exclusión, los cuales pueden resultar más o menos intensos según este esté en el centro o en la periferia del grupo.
     Con esta deconstrucción de ambos términos parece más evidente la diferencia cualitativa entre ambos, la cual parece ir a terrenos de un agravamiento de la separación de los diversos grupos sociales cuando se habla de segregación.
     En las sociedades en las que predomina la segregación, cada cual se encierra en sus propios intereses y puntos de vista: se segrega un grupo social con respecto a otros grupos, se segrega cada persona con respecto a todas las demás, el solipsismo predomina en todo. La idea de contaminación es obsesiva en ellas, y todos pretenden ser puros y sin mezcla; se frena así cualquier evolución y cambio; y todo ello leva a un estancamiento que conduce a medidas desesperadas de mayor segregación, que llevan a una involución, en un bucle sin fin..
     La idea de segregación aparece unida a la de exclusión y, por lo tanto, contraria de inclusión, pero además con el añadido de voluntad de separar.


Marginalidad y marginación

     Por otro lado, quizás habría que distinguir también entre marginalidad y marginación. La marginalidad puede considerarse casi consustancial a cualquier sistema natural y, por lo tanto, también social; al menos cualquiera no igualitario; sin embargo, marginación parece implicar una voluntad activa de marginar; es decir, de poner en la periferia y constituiría, por tanto, un paso adelante hacia la segregación. Que haya individuos de un grupo que se alejan de la toma de decisiones y de la centralidad de un grupo, parece como natural si contemplamos que en los mismos haya una evolución natural y un cambio.
     En función de estos movimientos naturales de los grupos, parece inevitable que haya marginalidad; sin embargo la marginación respondería a normas internas -conscientes o no- que mantienen en la periferia del grupo a algunos individuos, pero sin llegar a segregarlos o expulsarlos del mismo.
     También puede ocurrir que dentro del grupo existan individuos que se mantengan voluntariamente en la marginalidad, o busquen incluso la segregación. Esto puede ocurrir porque estos colectivos realmente deseen esa situación, o porque se vean abocados a ella debido a que sus condiciones de marginalidad les resulten insoportables. Entre estos casos podemos encontrar los movimientos contraculturales, las tribus urbanas... En numerosas ocasiones, esas culturas de los márgenes, alejadas de la centralidad de los que toman decisiones, han generado importantes manifestaciones culturales como el jazz o el flamenco.
     En ese tira y afloja, que parece llevar de la más incipiente marginalidad a la marginación más decidida que puede ser la segregación, podemos considerar la situación de dos maneras diferentes: como una serie de círculos concéntricos, a través de los cuales es difícil pasar; o como un benévolo gradiente que otorga una cómoda transición el pasar de un lado, o rol, a otro del grupo social.


La particularidad de las sociedades complejas: la participación en múltiples grupos

     Todo lo dicho hasta ahora se vuelve más complejo si se tiene en cuenta esta circunstancia que convierte una visión en dos dimensiones en otra de tres o más. Esta visión en tres o más dimensiones nos permite entender mejor cómo los grupos sociales se mantienen unidos; pues de lo contrario, las tensiones que provocan las fuerzas de marginalidad-marginación-segregación, acabarían deshaciéndolos al poco de formarse.
     De este modo, un mismo individuo puede pertenecer a un grupo religioso, a una clase social, a un colectivo profesional, a un origen étnico, a un género determinado, a un grupo político... y así hasta completar una larga lista de pertenencias más o menos definidas o intensas, que definirán su perfil social, en el cual la pertenencia a cada uno de esos grupos no implicará necesariamente la pertenencia a cualquiera otro. a no ser que sí implique, en cuyo caso la estabilidad de ese sistema social se vería seriamente amenazada. Así por ejemplo, si el pertenecer a un grupo étnico implica pertenecer a una determinada clase social, ello determinaría una seria segregación social y va en detrimento de la cohesión del grupo.
     Del modo expuesto, vemos que cada individuo está sujeto simultaneamente a fuerzas que lo integran o lo disgregan del grupo social grande, en función de los subgrupos en los que esté integrado. Constituyendo todas ellas un entramado que sutura las posibles disensiones o escisiones.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Lo nuevo y lo reciente

     Con frecuencia se oye tachar de antiguas a ideas o valores que no lo son; o al menos no lo son más que las de aquellos que eso afirman. Puede que ello ocurra porque se confunde, seguramente a posta, lo más reciente (que no garantiza cambios reales, sino sólo superficiales) con lo nuevo, al que se supone más profundidad y cambios que marcan mayores diferencias. Confusión que ocurre posiblemente porque lo nuevo aún no ha conseguido dar de sí todo su potencial, y que suele coincidir con las ideas más progresistas.
     Seguramente estas formas de pensar sobre lo que es nuevo, tienen mucho que ver con el fenómeno de las modas, pero puede que también vayan mucho más allá de la trivialidad con la que suelen estar bañadas éstas. Así que esas modas lo único que consiguen o persiguen son ideas viejas con apariencia de nuevas y con viejos gustos remozados en su apariencia. Todo ello no son más que cambios superficiales que no afectan a lo fundamental y ayudan a mantener en su lugar a lo ya caduco y sin utilidad.
     Lo más reciente puede que no sea lo más nuevo, pues puede que sea sólo una copia de lo anterior, y su función principal puede ser que nada cambie y oculte la caducidad de la parte perjudicial de lo antiguo. El recientismo y la novelería no tienen en cuenta todo es, e impiden los verdaderos cambios; se dejan llevar por lo estético y subestiman el trasfondo ético de la realidad.
     Quienes apuestan por lo reciente antes que por lo nuevo, practican un pseudomodernismo que a veces se transforma en postmodernismo, añadiéndole la pose del desencanto, pero con el trasfondo del más vacuo esteticismo. Y esa apuesta por lo moderno, a menudo puede ignorar que lo moderno es un término relativo a otro anterior, pero no quiere decir que aporte nada de interés. Porque lo nuevo hace referencia a una dimensión cualitativa, queriendo significar que ha habido un cambio sustancial, mientras que lo reciente se refiere a una dimensión temporal y sólo hace referencia a lo cronológico. En este sentido, podemos decir que lo antiguo no está tan lejos de lo nuevo, puesto que éste hunde sus raíces en aquel, pero lo reciente parece flotar en la nada de Chronos, donde el  caos es su única raíz.
     Busquemos lo nuevo pero no por sí, y siempre con el horizonte de mejorar. De lo contrario, todo se reduce a acortar los plazos de utilización de cualquier idea, objeto o recurso, sin haber averiguado las verdaderas potencialidades de los mismos, y sin poder valorar, por lo tanto, las nuevas necesidades.
     Visto desde el punto de vista de quiénes son los que distinguen mejor lo que es verdaderamente nuevo, nos encontramos con que, al menos aparentemente son los más viejos, los que tienen más criterio o puntos de comparación para decidirlo; lo que también puede tener como consecuencia que son los viejos los que verdaderamente pueden innovar de manera consciente, siendo entonces la innovación de los jóvenes más alocada e impulsiva y, por lo tanto, más inconsistente y menos duradera generalmente, como en el caso de las superficiales modas.
     Primar lo reciente sobre lo nuevo equivale a dejar que prevalezca la inmediatez, sin sopesar las consecuencias de los supuestos cambios.

jueves, 11 de julio de 2019

Los corrales y patios de Triana: perspectivas psico-antropológicas

Artículo en la revista Demófilo de la Fundación Machado.  nº 11, 1993. Realizado por el autor de este blog. La revista no tiene en la red sus artículos y la Fundación ha dejado de publicar revistas, pero este tema merece que los interesados en él puedan consultarlo, por ello reproducimos aquí una copia del mismo.
     Los 10 primeros números de esta revista llevaron la cabecera de El Folk-Lore Andaluz, 2ª época; porque se la consideraba continuación de la homónima que fundara Antonio Machado Álvarez (Demófilo).

sábado, 22 de junio de 2019

Ritmo, tempo y compás

     La necesidad de tener que realizar una definición precisa de lo que es flamenco, absorbe muchos esfuerzos en torno a ella. Esta necesidad seguramente viene determinada por presiones como las de los "fusionistas" u otros desconocedores del flamenco, pues los "fusionistas" no son los únicos desconocedores, o por las actitudes de quienes, de una manera u otra, contribuyen a la ceremonia de la confusión de qué es flamenco y qué no.
     En esta línea, se habla mucho de fusión flamenca, cuando en realidad las únicas fusiones reales, realizadas con el flamenco, han sido las de las farrucas de origen gallego, las de los cantes de ida y vuelta, las que se han hecho en colaboración con orquestas andalusíes, o el rock andaluz. Lo demás pueden ser variedades aflamencadas, con más o menos gusto; y ahí podemos incluir la ópera flamenca, el "flamenquito" o las distintas variedades del pop aflamencado...
     Para intentar poner un poco de luz en toda esta ceremonia de la confusión, queremos expresar algunas ideas en torno a la estructura del flamenco. En primer lugar nos referiremos al compás.
    A menudo se habla de la importancia del compás en el flamenco, pero suele olvidarse el tempo, el cual, aunque con una denominación menos castiza, pero que podemos sustituir por otra más flamenca como "aire" (así podemos decir aire de alegrías, de soleares...) nos ayuda en ocasiones a distinguir entre lo que es flamenco y lo qué no. En definitiva a entender qué es el flamenco. Ambos conceptos están relacionados, ya que el compás, con ser una unidad de tiempo, es relativa, ya que blancas, negras, corcheas o semicorcheas se alternan unas con otras, según patrones periódicos, sin  tener una duración fija, la cual será variable y dependerá del tempo más o menos acelerado de cada pieza musical.
     Cómo muestra de la importancia que puede tener considerar el tempo, traemos aquí el ejemplo de la rumba. Su origen está en el guaguancó y la rumba cubanas. De ellas han surgido la rumba catalana y la rumba flamenca. Pueden confundirse entre sí, pero estas dos últimas no son lo mismo. El tempo varía, y eso dice mucho de quienes son sus creadores y el sentido que eso puede tener, animándonos esta observación a avanzar en la comprensión de qué es el flamenco, viéndolo desde una perspectiva más objetiva. El tempo de la rumba catalana es mucho más rápido que el de la flamenca, y no podemos considerarla flamenco, todo lo más podríamos decir que es música aflamencada. El tempo de la rumba cubana es más lento que el de sus dos secuelas y da lugar a un cante de ida y vuelta, o algo parecido.
     Y es que en el flamenco hay un tempo "natural" que hace conectar directamente con la vida y el devenir de las cosas, sin forzarlas pero sin dejarlas pasar. Pero también dentro del flamenco podemos ver varias diferencias de tempo, con el mismo compás (la más conocida de todas puede ser la de los tientos-tangos, pero también alegrías-soleares, soleares-bulerías) que permiten los intercambios y las fusiones entre distintos palos y que contribuyen a la unidad, a la vez que a la proliferación de nuevos cantes en el flamenco.
     Se pueden dar cantes con o sin baile, o con o sin toque, o los tres a la vez, pero si vemos baile sólo, éste puede ser flamenco, o un toque sólo también puede ser flamenco, pero ninguno de los dos será un palo flamenco por sí mismo, lo que quiere decir que el núcleo del flamenco son los cantes y lo que en ellos se dice; y distinguir el tempo y el compás de éstos es lo más importante. Para esa distinción adquieren un papel importante el toque y el baile, que se nos presentan como auxiliares del cante.

Cantes libres o "a palo seco"
     Casos bien distintos pueden ser estos cantes libres, los cuales, al menos en apariencia, no siguen un compás determinado. O mejor dicho no llevan marcado el compás por el toque o el baile, como son los casos de la toná o la debla, pero también el martinete, el fandango natural, la malagueña, la granaína, la media granaína, las tarantas o los cantes de Levante en general. En esos detalles coinciden estos cantes, y aunque el compás no está marcado simultáneamente en las distintas modalidades de fandangos no corridos como los de Alosno, Huelva, etc., sí que marca el compás el toque como contrapunto (fundamentalmente realizado por la guitarra, en este caso, pero en otros por el taconeo del baile, las palmas, la caja...), además del tono dominante en cada cante, dándole pié con ese tono, con el compás y con el tempo propio de cada cante. Por estos motivos, de algún modo, el compás está presente en todos los cantes (y en todas las músicas), incluso en la toná o la debla, sólo que el tempo muy lento nos hace olvidarnos del subyacente compás. Pues ninguna música carece de ritmo o compás, ya que no sólo los flamencos, sino todos los cantos primarios como el gregoriano (que parecen incluso atonales, aunque no lo sean) manifiestan una pauta periódica de alternancia de sonidos, duración de sonidos y silencios, además de variaciones en el tono o frecuencia de los mismos de forma melódica; aparte de otros rasgos secundarios como la intensidad del sonido o timbre de éste.

Recapitulación
     De alguna manera, entender estas relaciones entre tono, compás y tempo, podrán ayudarnos a entender que consistirá ese fractal del que sospechamos puede ser un buen modelo para representar adecuadamente la estructura total de los cantos y el sentido que tiene toda esta gran obra colectiva que es el flamenco. Además, esa idea del fractal, como figura compleja que se reproduce a sí misma siguiendo un patrón, nos permitirá tener una visión más aproximada de lo que puede ser el flamenco como todo, ya que nos ayuda a salir del modelo más simple arborescente, que parte de un sólo punto, que se va diversificando de manera descendente, el cual atiende sólo a cuestiones de genealogía y no estructurales como en el caso del flamenco, en el que los nuevos palos van surgiendo no sólo de manera descendente sino también lateral.

sábado, 9 de febrero de 2019

Solidaridad

    En el lenguaje cotidiano, suele confundirse el término solidaridad con los de caridad o altruismo, como si, como ocurre en estos casos, de la necesidad de un arranque generoso hacia los demás se tratara, fruto de la bondad del alma de quien lo tiene. Estos gestos sin duda generosos, son hermosos y elogiables en quienes los exhiben.
   Pero no se trata de ser bueno o malo, porque para que un grupo social funcione armónicamente; o, al menos, no basta con eso; sino que se trata de tener sentido común y de reconocer a cada uno lo que es suyo o le corresponde
     Debemos pensar que el solidario no piensa cicateramente que lo que tiene es suyo y, si lo da, es por propia voluntad; por el contrario, el solidario piensa que lo que tiene es gracias a su esfuerzo, pero también como resultado de los que tienen menos qué, y percibe que sus bienes son resultado de un esfuerzo colectivo, no exclusivamente de su esfuerzo personal.
    La solidaridad en economía suele ser un tema espinoso de tratar, pues los que más tienen con frecuencia argumentan que ellos están pagando por unos servicios que no están recibiendo. Se olvidan, por ejemplo, que quienes trabajan para ellos, lo realizan haciendo uso de servicios públicos: gracias a una formación que han logrado gracias a dinero público, y de lo contrario deberían pensar que la eficacia de sus trabajos sería inferior, y ello, indirectamente perjudicados por ello. También se olvidan de que el progreso económico es tanto más sólido cuanto que las diferencias sociales no se disparan, y permiten, al menos,el libre y equitativo tráfico de recursos y beneficios. También se olvidan de que no puede haber plusvalías si los posibles agentes que se las facilitan están en la miseria.

sábado, 19 de enero de 2019

Ética y economía

     Existe una clase de materialismo ramplón, de naturaleza economicista en el caso que expondré. No todos los materialismo son así, pero este sí lo es. Consiste en considerar que las superestructuras (ideología, simbología, organización ...) está determinadas por las estructuras (económica generalmente, pero también demográfica...) y en bastante menos medida al revés. Pero el no poder entender esto, nos impide comprender que los desposeídos no siempre tienen una ideología igualitaria, sino que el tener una ideología igualitaria hace que la persona no busque la acumulación de riqueza personal como principal meta en su vida: tiene otros intereses, aunque ese también pueda interesarle.
     No para todo el mundo, la avaricia (caracterizada por el afán de acumular cosas: amigos, cosas, dinero.. con  afán de coleccionista, de los que se limitan a almacenar, pero sin darles uso) es uno de sus rasgos distintivos y la ambición de estas personas es acumulativa y está fijada a metas altruistas, lo que no quita que haya personas para las que su ambición pueda transcurrir por cauces altruistas, que lejos de centrarse en la acumulación de la avaricia, se fijen metas "ambiciosas" para propósitos altruistas. Es decir, que ambición y avaricia son vicios diferentes y el primero parece más beneficioso, a veces, para el ser humano y sus semejantes.
     A pesar de todo, habrá quien argumente que gracias a la avaricia se producen las acumulaciones de capital, necesarias para el desarrollo de la economía, pero entonces no podrían ser signos de avaricia, sino acumulaciones dirigidas a metas, y no simples acopiamientos sin salida.
     Con estas reflexiones, podríamos completar las de Kahneman o del mismo Max Weber, acerca de la acumulación de capital ("capitalista" o no).

sábado, 12 de enero de 2019

Por qué los sobredotados tienen disincronías

     Desde que Terrassier expresó sus tesis acerca de este asunto, se suele oír que los niños y niñas con altas capacidades tienen con frecuencia disincronías: afectiva, motora, social... Casi todos los estudiosos del tema hallan cierta está afirmación. Pero apenas hemos encontrado pistas sobre por qué ocurre esto. Ni mucho menos hemos encontrado demostraciones más o menos científicas de estas afirmaciones.
     Quizás en este caso la explicación más sencilla sea la más plausible. Puede que, simplemente, la capacidad de estos niños de centrarse en la tarea, les impida dedicar tiempo a tareas que no les interesan tanto como otras.
     En realidad, esta parece una estrategia más eficaz que cualquiera otra, ya que está destinada a optimizar recursos y tiempo, y parece muy relacionada con la alta "implicación en la tarea" de la que habla Renzulli. Y precisamente esta capacidad de centrarse en una tarea; es decir, de descartar descartar estímulos nonpertinentes o discriminativos, en favor de otros estímulos que la persona considera poseedores de estas cualidades.
     Todo este orden de cosas hace que, en bastantes ocasiones, se confunda la alta capacidad con el síndrome de Asperger. Esto es seguramente debido a que ambos tipos de personas comparten la alta capacidad de implicación en la tarea. Capacidad que es un arma de doble filo, ya que si la selección de estímulos pertinentes es correcta, esta predisposición parece venturosa para quien la detenta, pero si se equivoca los resultados pueden ser desastrosos; siendo esto cierto tanto para los Asperger como para los altamente capacitados. Con lo que se pone de manifiesto la escasa distancia que existe a veces entre el error y el acierto.