Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

viernes, 20 de enero de 2023

¿Son los intelectuales una clase social?

      ¿Son los intelectuales una clase social, o más bien debemos pensar que cada clase social tiene sus propios intelectuales? Nosotros nos inclinamos por la segunda opción.

     Es como si en cada clase social, estuviera reservada sólo a unos pocos, a la reflexión y la construcción de un cuerpo teórico síntesis, de los intereses de esa clase. Sin embargo, desde los progresistas o desde los conservadores, se han alzado en general voces contra los intelectuales en general; quizás sin darse cuenta de que algunos los representan a ellos.

     Cabe también preguntarse qué es eso de ser un intelectual. En virtud de lo sugerido antes, parece que ser intelectual implica ser capaz d una buena aptitud para la metacognición. Es decir, que no basta con ser inteligente: ya que ser capaz de ver en perspectiva lo que uno o los demás piensan, sin dejarse llevar por la opinión más generalizada, se perfila como un importante elemento de esa metacognición. Esto último, no necesariamente es lo mismo que lo que algunos llaman "pensamiento lateral"; sino que más bien parece una competencia más de la inteligencia... u otro tipo de inteligencia, o una forma de cognición distinta de lo que, comúnmente, llamamos inteligencia.

     En realidad, todas estas dudas nos llevan a recordar que es precisa una revisión profunda del concepto de inteligencia. Para ello deberíamos desechar definitivamente los viejos tests que nos ligan a ese antiguo concepto,  e intentar comprenderla de una manera distinta: quizás tenga la inteligencia más que ver con el sentido crítico, o el deseo de conocer, o el reconocimiento  y respeto por las normas de convivencia social.... Sólo quizás entonces, podremos empezar a diseñar nuevos instrumento de medición que nos ayuden a entender cómo pensamos.

     Este enfoque de la cuestión puede llevarnos a conclusiones sorprendentes; la primera estaría derivada de la posible naturaleza dicotómica (o cuasi) de la metacognición; es decir, que se tiene o no se tiene. Por el contrario, la inteligencia tradicional, parece tener más que ver con la corteza asociativa del cerebro, y su incidencia es mâs bien en forma de variable continua.

     Pero volviendo al tema de la relación entre los intelectuales y la metacognición, habría que recordar que el término intelectual se le atribuye generalmente a quienes reflexionan sobre el see humano o su sociedad. A los pensadores sobre lo no humano ss les suele llamar científicos. Sin embargo, a todos ellos los podemos considerar usufrutuarios de la metacognición.

     Una pregunta que nos podemos hacer es si la metacognición puede ser adquirida o no.  Pregunta que nos solemos hacer cuando constatamos que un gran número de personas no se cuestiona nunca lo que cree saber de la realidad, o se conforman con la que les dan otros.

     A falta de un estudio empírico detallado, tenemos la sensación de que existen personas muy inteligentes que no alcanzan a utilizar la metacognición; es decir, lo que en alguna medida, puede decirse que es autoprogramarse.

    Y atendiendo al doble carácter de esta entrada (el psicológico y el sociológico)