Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Negacionismo y nihilismo

 ¿Son las diversas formas de negacionismo formas de nihilismo? Intentaremos responder a esta pregunta.

     La creciente irrupción de negacionismos: se niega que haya violencia contra las mujeres, que haya cambio climático, que haya homofobia, que existan la xenofobia y el racismo, que haya atentados contra la libertad religiosa (incluida la de los que no creen), que no haya permeabilidad social, que haya discriminación por discapacidad, que haya explotación económica y/o social, que haya pandemias, que haya bullying, que haya mobbing... Parece haber adoptado una forma que se asemeja al nihilismo, en tanto que parece adoptar una actitud de indiferencia crítica ante todo.

     Sin embargo, nos parece ver algunas diferencias entre ambas actitudes vitales, pues mientras en el negacionismo se niegan hechos, en el nihilismo los objetos de esa negación parecen ser actitudes o valores éticos: no se cree en nada ni nadie. Por otro lado, la consecuencia, o incluso la causa, del negacionismo puede ser la búsqueda de una solución fácil: si niego los problemas, entonces no tengo por qué afrontarlos y no me arriesgo al fracaso. La del nihilismo, sin embargo, implica la desesperanza ante posibles soluciones y puede conducir a la autodestrucción, mientras que el negacionismo puede conducir a la destructividad de aquello que se niega. El nihilista se niega a sí mismo, el negativista niega a los demás.

     Ambas actitudes parecen surgir de la desconfianza, pero mientras el negacionismo podría estar relacionado con desconfianza ante los hechos aparentemente visibles o los argumentos, el nihilismo por otro lado, parece estar inspirado por la desconfianza hacia la autoridad. Quizás por estas razones es que el negacionismo pueda verse más próximo al conservadurismo, mientras que el nihilismo pueda verse relacionado con lo contestatario.

     Claro que para explicar esa divergencia entre lo que se cree percibir de la realidad por un lado, y lo que la mayoría de la población percibe, hace falta algún tipo de argumento. Aquí es donde entran en juego las teorías de la conspiración.

     La paradoja de esto es que habitualmente esas teorías de la conspiración las sustentan grupo contestatarios o antisistema. Pero en esta ocasión parece que son los conservadores los que las sustentan. O al menos parece que son conservadores, porque al negar la existencia de problemas parecen negar la necesidad de cambios, lo que es por definición conservador.

     ¿Por qué ocurre ahora que los grupos más conservadores se abonen a las teorías de la conspiración? Se nos ocurren dos posibles explicaciones: la primera es que esos grupos conservadores se hayan visto desplazados de los centros de poder, o que estos grupos se hayan vuelto más exigentes en sus aspiraciones.