La Humanidad ha llegado a tal grado de narcicismo que sólo sabe dar vueltas sobre si misma, y nos preguntamos si es posible un verdadero progreso.
Siempre nos ha atraído el evolucionismo, pero la realidad se empeña en desengañarnos. Cuando creemos ir avanzando, en realidad lo que hacemos es dar vueltas en círculo. Cambiamos, pero nuestros vicios y virtudes parecen ser siempre los mismos: ¿somos una especie estancada, sin posibilidades de mejorar?
Para responder a estas preguntas, quizás sería necesario saber primero qué es felicidad, y ahí parece que es dónde reside la dificultad.