Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

sábado, 9 de febrero de 2019

Solidaridad

    En el lenguaje cotidiano, suele confundirse el término solidaridad con los de caridad o altruismo, como si, como ocurre en estos casos, de la necesidad de un arranque generoso hacia los demás se tratara, fruto de la bondad del alma de quien lo tiene. Estos gestos sin duda generosos, son hermosos y elogiables en quienes los exhiben.
   Pero no se trata de ser bueno o malo, porque para que un grupo social funcione armónicamente; o, al menos, no basta con eso; sino que se trata de tener sentido común y de reconocer a cada uno lo que es suyo o le corresponde
     Debemos pensar que el solidario no piensa cicateramente que lo que tiene es suyo y, si lo da, es por propia voluntad; por el contrario, el solidario piensa que lo que tiene es gracias a su esfuerzo, pero también como resultado de los que tienen menos qué, y percibe que sus bienes son resultado de un esfuerzo colectivo, no exclusivamente de su esfuerzo personal.
    La solidaridad en economía suele ser un tema espinoso de tratar, pues los que más tienen con frecuencia argumentan que ellos están pagando por unos servicios que no están recibiendo. Se olvidan, por ejemplo, que quienes trabajan para ellos, lo realizan haciendo uso de servicios públicos: gracias a una formación que han logrado gracias a dinero público, y de lo contrario deberían pensar que la eficacia de sus trabajos sería inferior, y ello, indirectamente perjudicados por ello. También se olvidan de que el progreso económico es tanto más sólido cuanto que las diferencias sociales no se disparan, y permiten, al menos,el libre y equitativo tráfico de recursos y beneficios. También se olvidan de que no puede haber plusvalías si los posibles agentes que se las facilitan están en la miseria.