Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

miércoles, 8 de enero de 2020

Educación y sentimiento de culpa

     Incluso hasta a los más obtusos no se les escapa la relación que existe entre situación social y nivel educativo, de forma que se percibe una relación positiva entre nivel económico de cada persona y el nivel educativo que posee. Y el darse cuenta de esa relación lleva muchas veces a compadecer en exceso a todos los que están en una situación de desventaja relativa en su sociedad. Se olvida en estos casos que no todos están en ella involuntariamente. Excepto si somos deterministas radicales, entendemos que hay muy diferentes maneras de enfrentarse a las dificultades y cada de estas formas está relacionada con actitudes éticas y de comportamiento distintas, por lo que existen muy diversas formas de actuar ante ello.
     Cuando no se perciben diferencias en las razones por las que una persona puede estar en desventaja socio-económico-cultural, se suele caer en la opción demagógica de proponer soluciones iguales. Incluso de suele optar por dedicar más atención a quién menos la demanda, al menos en cuanto a formación se refiere.
     El sistema educativo suele derrochar recursos en quienes no sólo no demandan educación, sino que incluso la rechazan, mientras que a la vez suele escatimársela a quienes la demandan: ¿tiene sentido esto?. Responder a esa pregunta no es algo que se pueda hacer de buenas a primeras: requiere de mucha reflexión y, desde luego, no puede implicar perjudicar a quienes reclaman educación y mimar a quienes menosprecian un bien que es público, recibiendo incluso más atención que los anteriores.
     Es difícil que se le escape a alguien que la falta de oportunidades para vivir de la que adolezca un sistema social, está en relación directa con el grado de rechazo que produzca, incluido su sistema educativo. Pero otra cosa bien distinta es pensar que todos los rechazos se deban a esa causa: hay rechazos  en apariencia arbitrarios y con razones psicológicas que se nos pueden escapar.
     Precisamente de esta confusión procede el sentimiento de culpa de algunos de los que de alguna manera son favorecidos por la sociedad: piensan que los que fracasan es porque no han tenido suficiente apoyo, y ellos sí. Pero esto no es así: todos los grupos sociales tienen su centro y su periferia y la propia evolución de los mismos precisa de esas tensiones, del mismo modo que la evolución biológica necesita de las diferencias para producir el cambio; sólo que la evolución de las sociedades debería respetar, además, los derechos humanos, sin excusas.
     No obstante esto no es una invitación a ignorar a los que son atrapados por las fuerzas centrífugas de la sociedad, puesto que si se ignoran esas fuerzas, cualquier grupo social acaba disuelto.