De estos dos tipos de lenguaje, el primero de ellos es más fácil para el hablante codificar el mensaje y más difícil para el oyente decodificarlo que el segundo; mientras que con el segundo tipo de lenguaje es más difícil codificar el mensaje y mucho más fácil decodificarlo que con el primero. La cuestión es, en parte, un problema de velocidad de transmisión. Con estos planteamientos es fácil ver cómo se complementan ambos tipos de lenguaje.
El lenguaje hablado es más fácil de codificar porque sigue la línea del pensamiento y es automático, mientras que decodificarlo es lento, porque sigue el curso lento y lineal de los mensajes sonoros, los cuales, si se transmiten varios a la vez, se interfieren entre ellos.
Por su parte el lenguaje escrito es más difícil de codificar, porque requiere un entrenamiento, y depende generalmente de la destreza de nuestras manos, ya sea para escribir directamente sobre un soporte como papel, pergamino, piedra, etc., como para escribir indirectamente mediante un teclado o mediante un software de reconocimiento de voz. Sin embargo, su decodificación es más fácil, porque esta decodificación es visual -al leer-, y porque la vista permite la entrada de varios datos casi a la vez, al contrario que el sonido, cuya entrada de datos es secuencial y por un sólo canal donde se funden todos los sonidos.
De todas estas consideraciones previas podríamos deducir que para asimilar información es más rápido el lenguaje escrito, pero quizás no tan eficaz, y para transmitirla es más fácil el hablado, aunque quizás no tan preciso como el escrito. Según nuestros propósitos o según la ocasión es preferible uno u toro y de ambos hay dominar su práctica y manejo.
El lenguaje hablado es más fácil de codificar porque sigue la línea del pensamiento y es automático, mientras que decodificarlo es lento, porque sigue el curso lento y lineal de los mensajes sonoros, los cuales, si se transmiten varios a la vez, se interfieren entre ellos.
Por su parte el lenguaje escrito es más difícil de codificar, porque requiere un entrenamiento, y depende generalmente de la destreza de nuestras manos, ya sea para escribir directamente sobre un soporte como papel, pergamino, piedra, etc., como para escribir indirectamente mediante un teclado o mediante un software de reconocimiento de voz. Sin embargo, su decodificación es más fácil, porque esta decodificación es visual -al leer-, y porque la vista permite la entrada de varios datos casi a la vez, al contrario que el sonido, cuya entrada de datos es secuencial y por un sólo canal donde se funden todos los sonidos.
De todas estas consideraciones previas podríamos deducir que para asimilar información es más rápido el lenguaje escrito, pero quizás no tan eficaz, y para transmitirla es más fácil el hablado, aunque quizás no tan preciso como el escrito. Según nuestros propósitos o según la ocasión es preferible uno u toro y de ambos hay dominar su práctica y manejo.