Esta es una pregunta que los aficionados al flamenco nos hemos hecho en más de una ocasión, con un resultado diverso en la respuesta.
En ocasiones las hemos visto en los árboles genealógicos del flamenco como un cante liviano. Pero ésta y las otras posturas hay que razonarlas. Para esta tarea debería ser fundamental la labor de los musicólogos, sobre todo en lo referente a las características técnicas y al estudio comparativo de los distintos palos. Sin embargo la labor de la musicología a este respecto es más bien escasa, yendo muy a la saga del estudio de la métrica de las coplas o letras de los cantes, que se inició a finales del XIX y que cuenta con trabajos tan notorios como los de Demófilo o Manuel Balmaseda.
En el aspecto más musicológico hay otros trabajos como los de Manuel García Matos, pero sin la repercusión deseada o su integración en el corpus general de conocimiento del flamenco. Es decir, sin sacarle suficiente provecho interpretativo a las transcripciones; quizás porque su obra se encuentra enmarcada en el ámbito del folklorismo musical, que se limita generalmente a la recopilación, para evitar la pérdida de patrimonio, pero sin interpretarlo ni, a veces, entenderlo. Además, en otro lugar hemos acordado que el flamenco no es exactamente folklore, ni exactamente cultura popular: lo primero porque está y vivo y evoluciona y lo segundo porque es de minorías, aunque éstas sean populares.
Desde un punto de vista más profano y menos técnico podemos apreciar que las sevillanas tienen un compás distinto al de los demás palos (de 3 por cuatro dividido en 3 grupos), si bien lo más significativo es su tempo, más acelerado, casi siempre, que los demás palos. Pero su técnica vocal, sobre todo en las sevillanas corraleras, parece común en el cante; lo mismo parece suceder con el toque y mucho menos con el baile.
Desde un punto de vista más profano y menos técnico podemos apreciar que las sevillanas tienen un compás distinto al de los demás palos (de 3 por cuatro dividido en 3 grupos), si bien lo más significativo es su tempo, más acelerado, casi siempre, que los demás palos. Pero su técnica vocal, sobre todo en las sevillanas corraleras, parece común en el cante; lo mismo parece suceder con el toque y mucho menos con el baile.
Así pues, aparte del compás, la técnica vocal
tiene sus propias características, como son: los melismas (o acumulación de
varias notas o recursos técnicos en una misma sílaba musical) o la forma de
atacar los "machos" de cada cante: subiendo de una forma poderosa la
intensidad o la complejidad del cante, para luego disminuirla suave y
pausadamente. Es esta última característica la que posiblemente otorga la
principal característica del cante, y la que aparentemente le otorga el
carácter de "jondo". Aunque en el cante liviano lo "jondo"
parece sustituirse por la gracia con la que se "tercian" los cantes,
lo cual contribuye también a conseguir elevación espiritual (ejemplo: con las
alegrías), aunque no sea del mismo modo que con el cante "jondo"
propiamente dicho; si bien se transmite una filosofía de la vida.
En las sevillanas, los melismas flamencos
están presentes, pero éstos también lo están en canciones aflamencadas, en la
copla... y en ciertas versiones se peca de exceso, peligrando su carácter como
tal, alcanzándose un flamenco afectado, que dista mucho de la sofisticada
simplicidad del cante.
Pero la "jondura" del cante se
alcanza cuando el cantaor o la cantaora llegan al clímax en cada cante, parejo
a una mayor espiritualidad, para "descender" luego con gracia a la
menudez de lo cotidiano. Espiritualidad que no se corresponde con la pasión
primitiva que ven en el flamenco algunos observadores de tierras más frías que
las nuestras.
Suele ser difícil llegar a ese clímax en las
sevillanas, las cuales son más planas por su carácter de seguidillas, pero en
las sevillanas llamadas lentas parece ser otra cosa.
Otra "diferencia" con respecto al
resto de palos flamencos parece estar en su "popularidad", entendida
ésta como el mayor o menor grado en que un rasgo cultural es aceptado o
rechazado en un grupo social. En este caso, al menos hasta ahora, las
sevillanas son de aceptación más generalizada que el resto del flamenco.
Todas estas observaciones queremos aportar, por si sirven para llegar a alguna conclusión sobre este tema.
Todas estas observaciones queremos aportar, por si sirven para llegar a alguna conclusión sobre este tema.