Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

sábado, 22 de junio de 2019

Ritmo, tempo y compás

     La necesidad de tener que realizar una definición precisa de lo que es flamenco, absorbe muchos esfuerzos en torno a ella. Esta necesidad seguramente viene determinada por presiones como las de los "fusionistas" u otros desconocedores del flamenco, pues los "fusionistas" no son los únicos desconocedores, o por las actitudes de quienes, de una manera u otra, contribuyen a la ceremonia de la confusión de qué es flamenco y qué no.
     En esta línea, se habla mucho de fusión flamenca, cuando en realidad las únicas fusiones reales, realizadas con el flamenco, han sido las de las farrucas de origen gallego, las de los cantes de ida y vuelta, las que se han hecho en colaboración con orquestas andalusíes, o el rock andaluz. Lo demás pueden ser variedades aflamencadas, con más o menos gusto; y ahí podemos incluir la ópera flamenca, el "flamenquito" o las distintas variedades del pop aflamencado...
     Para intentar poner un poco de luz en toda esta ceremonia de la confusión, queremos expresar algunas ideas en torno a la estructura del flamenco. En primer lugar nos referiremos al compás.
    A menudo se habla de la importancia del compás en el flamenco, pero suele olvidarse el tempo, el cual, aunque con una denominación menos castiza, pero que podemos sustituir por otra más flamenca como "aire" (así podemos decir aire de alegrías, de soleares...) nos ayuda en ocasiones a distinguir entre lo que es flamenco y lo qué no. En definitiva a entender qué es el flamenco. Ambos conceptos están relacionados, ya que el compás, con ser una unidad de tiempo, es relativa, ya que blancas, negras, corcheas o semicorcheas se alternan unas con otras, según patrones periódicos, sin  tener una duración fija, la cual será variable y dependerá del tempo más o menos acelerado de cada pieza musical.
     Cómo muestra de la importancia que puede tener considerar el tempo, traemos aquí el ejemplo de la rumba. Su origen está en el guaguancó y la rumba cubanas. De ellas han surgido la rumba catalana y la rumba flamenca. Pueden confundirse entre sí, pero estas dos últimas no son lo mismo. El tempo varía, y eso dice mucho de quienes son sus creadores y el sentido que eso puede tener, animándonos esta observación a avanzar en la comprensión de qué es el flamenco, viéndolo desde una perspectiva más objetiva. El tempo de la rumba catalana es mucho más rápido que el de la flamenca, y no podemos considerarla flamenco, todo lo más podríamos decir que es música aflamencada. El tempo de la rumba cubana es más lento que el de sus dos secuelas y da lugar a un cante de ida y vuelta, o algo parecido.
     Y es que en el flamenco hay un tempo "natural" que hace conectar directamente con la vida y el devenir de las cosas, sin forzarlas pero sin dejarlas pasar. Pero también dentro del flamenco podemos ver varias diferencias de tempo, con el mismo compás (la más conocida de todas puede ser la de los tientos-tangos, pero también alegrías-soleares, soleares-bulerías) que permiten los intercambios y las fusiones entre distintos palos y que contribuyen a la unidad, a la vez que a la proliferación de nuevos cantes en el flamenco.
     Se pueden dar cantes con o sin baile, o con o sin toque, o los tres a la vez, pero si vemos baile sólo, éste puede ser flamenco, o un toque sólo también puede ser flamenco, pero ninguno de los dos será un palo flamenco por sí mismo, lo que quiere decir que el núcleo del flamenco son los cantes y lo que en ellos se dice; y distinguir el tempo y el compás de éstos es lo más importante. Para esa distinción adquieren un papel importante el toque y el baile, que se nos presentan como auxiliares del cante.

Cantes libres o "a palo seco"
     Casos bien distintos pueden ser estos cantes libres, los cuales, al menos en apariencia, no siguen un compás determinado. O mejor dicho no llevan marcado el compás por el toque o el baile, como son los casos de la toná o la debla, pero también el martinete, el fandango natural, la malagueña, la granaína, la media granaína, las tarantas o los cantes de Levante en general. En esos detalles coinciden estos cantes, y aunque el compás no está marcado simultáneamente en las distintas modalidades de fandangos no corridos como los de Alosno, Huelva, etc., sí que marca el compás el toque como contrapunto (fundamentalmente realizado por la guitarra, en este caso, pero en otros por el taconeo del baile, las palmas, la caja...), además del tono dominante en cada cante, dándole pié con ese tono, con el compás y con el tempo propio de cada cante. Por estos motivos, de algún modo, el compás está presente en todos los cantes (y en todas las músicas), incluso en la toná o la debla, sólo que el tempo muy lento nos hace olvidarnos del subyacente compás. Pues ninguna música carece de ritmo o compás, ya que no sólo los flamencos, sino todos los cantos primarios como el gregoriano (que parecen incluso atonales, aunque no lo sean) manifiestan una pauta periódica de alternancia de sonidos, duración de sonidos y silencios, además de variaciones en el tono o frecuencia de los mismos de forma melódica; aparte de otros rasgos secundarios como la intensidad del sonido o timbre de éste.

Recapitulación
     De alguna manera, entender estas relaciones entre tono, compás y tempo, podrán ayudarnos a entender que consistirá ese fractal del que sospechamos puede ser un buen modelo para representar adecuadamente la estructura total de los cantos y el sentido que tiene toda esta gran obra colectiva que es el flamenco. Además, esa idea del fractal, como figura compleja que se reproduce a sí misma siguiendo un patrón, nos permitirá tener una visión más aproximada de lo que puede ser el flamenco como todo, ya que nos ayuda a salir del modelo más simple arborescente, que parte de un sólo punto, que se va diversificando de manera descendente, el cual atiende sólo a cuestiones de genealogía y no estructurales como en el caso del flamenco, en el que los nuevos palos van surgiendo no sólo de manera descendente sino también lateral.