Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

martes, 19 de mayo de 2020

¿Son las sevillanas un palo flamenco?

     Esta es una pregunta que los aficionados al flamenco nos hemos hecho en más de una ocasión, con un resultado diverso en la respuesta.
     En ocasiones las hemos visto en los árboles genealógicos del flamenco como un cante liviano. Pero ésta y las otras posturas hay que razonarlas. Para esta tarea debería ser fundamental la labor de los musicólogos, sobre todo en lo referente a las características técnicas y al estudio comparativo de los distintos palos. Sin embargo la labor de la musicología a este respecto es más bien escasa, yendo muy a la saga del estudio de la métrica de las coplas o letras de los cantes, que se inició a finales del XIX y que cuenta con trabajos tan notorios como los de Demófilo o Manuel Balmaseda.
     En el aspecto más musicológico hay otros trabajos como los de Manuel García Matos, pero sin la repercusión deseada o su integración en el corpus general de conocimiento del flamenco. Es decir, sin sacarle suficiente provecho interpretativo a las transcripciones; quizás porque su obra se encuentra enmarcada en el ámbito del folklorismo musical, que se limita generalmente a la recopilación, para evitar la pérdida de patrimonio, pero sin interpretarlo ni, a veces, entenderlo. Además, en otro lugar hemos acordado que el flamenco no es exactamente folklore, ni exactamente cultura popular: lo primero porque está y vivo y evoluciona y lo segundo porque es de minorías, aunque éstas sean populares.
     Desde un punto de vista más profano y menos técnico podemos apreciar que las sevillanas tienen un compás distinto al de los demás palos (de 3 por cuatro dividido en 3 grupos), si bien lo más significativo es su tempo, más acelerado, casi siempre, que los demás palos. Pero su técnica vocal, sobre todo en las sevillanas corraleras, parece común en el cante; lo mismo parece suceder con el toque y mucho menos con el baile.



     Así pues, aparte del compás, la técnica vocal tiene sus propias características, como son: los melismas (o acumulación de varias notas o recursos técnicos en una misma sílaba musical) o la forma de atacar los "machos" de cada cante: subiendo de una forma poderosa la intensidad o la complejidad del cante, para luego disminuirla suave y pausadamente. Es esta última característica la que posiblemente otorga la principal característica del cante, y la que aparentemente le otorga el carácter de "jondo". Aunque en el cante liviano lo "jondo" parece sustituirse por la gracia con la que se "tercian" los cantes, lo cual contribuye también a conseguir elevación espiritual (ejemplo: con las alegrías), aunque no sea del mismo modo que con el cante "jondo" propiamente dicho; si bien se transmite una filosofía de la vida.
     En las sevillanas, los melismas flamencos están presentes, pero éstos también lo están en canciones aflamencadas, en la copla... y en ciertas versiones se peca de exceso, peligrando su carácter como tal, alcanzándose un flamenco afectado, que dista mucho de la sofisticada simplicidad del cante.
     Pero la "jondura" del cante se alcanza cuando el cantaor o la cantaora llegan al clímax en cada cante, parejo a una mayor espiritualidad, para "descender" luego con gracia a la menudez de lo cotidiano. Espiritualidad que no se corresponde con la pasión primitiva que ven en el flamenco algunos observadores de tierras más frías que las nuestras.
     Suele ser difícil llegar a ese clímax en las sevillanas, las cuales son más planas por su carácter de seguidillas, pero en las sevillanas llamadas lentas parece ser otra cosa.
     Otra "diferencia" con respecto al resto de palos flamencos parece estar en su "popularidad", entendida ésta como el mayor o menor grado en que un rasgo cultural es aceptado o rechazado en un grupo social. En este caso, al menos hasta ahora, las sevillanas son de aceptación más generalizada que el resto del flamenco.
     Todas estas observaciones queremos aportar, por si sirven para llegar a alguna conclusión sobre este tema.

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