Se suele considerar el carisma como uno de los rasgos esenciales del liderazgo. Los otros: capacidad para tomar decisiones en beneficio del grupo, empatía con los demás miembros... y muchas otras exigentes cualidades, que si no tiene carisma, jamás conseguirá ser un verdadero líder.
Se trata ésta de una cualidad difícil de definir y mucho menos fácil de describir, es in-entrenable y es amoral, porque puede poseerse sin exigencia de conducta bondadosa. En el sentido de que tener carisma no implica ser mejor persona; sino que simplemente son capaces de ganarse la voluntad de otras personas.
Hay intrusos en la psicología, que se autodenominan couchers o entrenadores personales, a veces consiguen efectos terapéuticos aparentes con su carisma, pero que sólo son placebos, que conducen a laberintos de los que es muy difícil salir. Son como magos que arrojan sus varas, pero éstas sólo se convierten en vagas imágenes ilusorias.
En la vida pública ocurre algo parecido: nos d encontramos líderes políticos que apenas aportsn nada positivo a la sociedad. Nos encontramos "influencers" de pésima "influencia".
En todos estos hechos observamos la superficialidad de muchas fobias y filias.
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