Los contenidos de este blog van desde la Psicología a la Antropología, pasando por la Historia o la Pedagogía. Esta mezcla abigarrada de disciplinas y temas tiene para mí un sentido claro y este sentido es que todas ellas son ciencias sociales o humanas, intensamente interconectadas unas con otras, debido a que todas ellas tienen un común objeto de estudio: el ser humano. Aunque cada una de ellas tenga su propia metodología e instrumentos de trabajo y de análisis, que les otorgan su propia personalidad.

viernes, 2 de abril de 2021

Soníos negros

     Cuando Leonard Cohen recogió el Premio Príncipe de Asturias, recordó a aquel anónimo tocaor que conoció en Montreal, frente a la casa de su madre. Según Cohen (¿apellido sefardí?), este tocaor le enseñó a hacer los trémolos con seis acordes fundamentales y algo a utilizar el pulgar, ese pulgar que machaconamente vuelve en tantos cantes sobre el mi mayor, y que hace que adquiera pleno sentido la expresión "soníos negros", con su ronca llamada al corazón y sus latidos. Porque los sonidos también tienen color, y cuando éste es negro alude directamente a lo profundo y a lo oscuro del que toca y del que escucha, como si el retumbar insistente del bordón apelara con ahínco al corazón del instrumentista. Cante y música jonda del andaluz, que se niega a desaparecer sin saber quién es él mismo.

     Además de esos soníos negros, están otros sonidos que se van templando, en este caso con el cante, ya que no con el toque, debido determinadas notas del flamenco no se pueden reproducir con la guitarra. En todo caso, el viejo ravel sería de los pocos instrumentos que lo lograría, puesto que él, junto con la voz humana, cuando esta tercia los cantes,  cuando aborda la herencia andalusí de los cuartos de tono.

     Pero la evolución del flamenco parecen querer llevarla por otros derroteros: más esteticistas, a partir, sobre todo de la extraordinaria plasticidad de Camarón. A partir de ahí se han sumado cantaores y hasta cantantes, generalmente de fuera de Andalucía, cuyo principal mérito no parece ser sino una primorosa ejecución vocal.

     Y es que la calidad del cante tiene que ver con algo más que conque una voz sea laína o afillá; o su estética más redonda; tiene que ver con la etnicidad, en concreto con una etnicidad de contacto entre payos y gitanos como en ningún otro lugar del mundo, con una música y un baile que no tiene las características técnicas de la música y el baile centroeuropeos, que se han alzado con el título de clásicos. Esta última música, con sus tonos y semitonos bien establecidos, sin transiciones entre ellos, alcanza grandes logros, pero carece de la flexibilidad del flamenco a la hora de interpretar los sentimientos humanos.

     Así pues, todo esto ocurre porque en diversos lugares andaluces, payos y gitanos entraron en diálogo musical, partiendo del sustrato andalusí. No siendo, como algunos y algunas se empeñan un legado cultural exclusivamente gitano; ni tampoco susceptible de ser imitado por quienes son ajenos a ese diálogo cultural, quienes, en todo caso, sólo pueden lograr buenas imitaciones. Si bien, aquellos que de corazón de acercan a nuestra cultura, también llegan a hacer vibrar el diapasón de su sensibilidad al unísono con el cante, el baile y el toque andaluces.

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